La elección de la máquina hidrolimpiadora vendrá determinada en cada caso por la potencia necesaria para el tipo de trabajo a realizar:
Por ejemplo, si vas a enfrentarte a la limpieza de superficies duras o muy sucias, como una pared de piedra ennegrecida o un suelo lleno de pintura, necesitas una hidrolimpiadora potente de a partir de 140 bares de presión, mientras que para la limpieza de mobiliario, objetos o vehículos ya sean coches o bicicletas necesitarás menos presión, con 110 bares, tendrás suficiente.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de obtener la eficacia deseada en el trabajo es el caudal de agua, es decir, capacidad de arrastre de la suciedad. Por tanto, a más caudal de agua, mayor eficacia o profundidad en la limpieza y más rápida será esta, sobre todo si se hace con agua caliente.
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Algunas de las ventajas de las hidrolimpiadoras es que son muy fáciles de manejar (siempre siguiendo las medidas básicas de seguridad) por cualquier usuario, ya sea profesional o aficionado.