Antes de ponerte manos a la obra, ten en cuenta el tipo de pulidora que vas a necesitar.
Si eres un aficionado y estás empezando, elige una pulidora de doble acción, mientras que si eres un profesional más experimentado, te recomendamos que optes por las rotatorias. Las primeras son más ligeras y fáciles de utilizar, por lo que podrán sacarte de más que de un apuro sin necesidad de grandes conocimientos.
En segundo lugar, considera otras características de la herramienta, como los intervalos de velocidad (al menos entre las 1100 y 2000 revoluciones por minuto), control de velocidad, ergonomía y peso. Tras un rato trabajando, agradecerás que la pulidora que hayas elegido sea potente, práctica y ligera.
Piensa que, para un mejor acabado, la velocidad es clave. Las velocidades bajas y variables son más recomendables para el acabado y las altas para un pulido más duro.
En cuanto a las almohadillas a elegir, mejor que tenga varios grados de espuma para poder corregir las imperfecciones en la pintura. Lo ideal es, como mínimo, una de corte, dos de pulido y otras dos de acabado. Además del producto pulidor.
Como con cualquier herramienta eléctrica, te recomendamos que analices bien las prestaciones de la pulidora Stayer que necesitas para obtener siempre los mejores resultados.